La Balma es un importante centro de peregrinaciones, tanto de los pueblos de Castellón como los de Teruel. Hubo culto a Santa María Magdalena, a principios del siglo XX, e iban mujeres de Aragón (Caspe y otras villas) para curarse de estar "endemoniadas". Este centro de peregrinación contra “Els Malignes” o endemoniados, se hizo popular en el siglo XVIII, para solicitar curaciones que en épocas pasadas se atribuían a posesiones demoníacas (ataques de epilepsia la más de las veces).
El santuario está declarado Monumento Histórico Artístico desde el año 1979.
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